marzo 20, 2010

-Kabir Das -‏


IV

No vayas en pos del jardín florido;
oh mi amigo, no vayas en pos de él;
en tu cuerpo florece el más glorioso de los jardines.
Toma tu asiento sobre el loto de mil pétalos
y de ahí contempla la Belleza infinita.

(1440 - 1518)

marzo 09, 2010

...otoño secreto...


Cuando las amadas palabras cotidianas
pierden su sentido
y no se puede nombrar ni el pan,
ni el agua, ni la ventana,
y la tristeza ha sido un anillo perdido bajo nieve,
y el recuerdo una falsa esperanza de mendigo,
y ha sido falso todo diálogo que no sea
con nuestra desolada imagen,
aún se miran las destrozadas estampas
en el libro del hermano menor,
es bueno saludar los platos y el mantel puestos sobre la mesa,
y ver que en el viejo armario conservan su alegría
el licor de guindas que preparó la abuela
y las manzanas puestas a guardar.

Cuando la forma de los árboles
ya no es sino el leve recuerdo de su forma,
una mentira inventada por la turbia
memoria del otoño,
y los días tienen la confusión
del desván a donde nadie sube
y la cruel blancura de la eternidad
hace que la luz huya de sí misma,
algo nos recuerda la verdad
que amamos antes de conocer:
las ramas se quiebran levemente,
el palomar se llena de aleteos,
el granero sueña otra vez con el sol,
encendemos para la fiesta
los pálidos candelabros del salón polvoriento
y el silencio nos revela el secreto
que no queríamos escuchar.
-jorge teiller-

marzo 05, 2010

Dejo resplandecer la luz de mi amor...




Una tragedia puede llegar a ser el mayor de nuestros bienes si nos la tomamos de una manera que permita crecer....

Cuando algo nos hace sufrir, cuando tenemos miedo o estamos afligidos, y vemos una luz en la oscuridad, no nos sentimos tan solos. Pensemos en esa luz como el resplandor del amor de alguien, que nos da calor y nos consuela. Cada persona lleva dentro de si la luz de su amor. Podemos dejar resplandecer nuestra luz, para que así nos consuele y sea tambien un consuelo para los demas. Todos conocemos a alguien que ya no esta en este mundo. j Veamos ahora cómo resplandece su luz y dejemos que su luz y su amor nos rodeen y nos consuelen.

Cada uno de nosotros tiene una infinita provisión de amor para dar. Cuanto más damos, más tenemos para dar. Sí, a veces sentir hace daño, pero gracias a Dios que podemos sentir. Dejemos que el amor irradie de nuestros corazones; ello nos consolará y nos dará paz. Y así es...


Louise L. Hay

"Pensamientos del Corazón"