noviembre 26, 2008



El encuentro con otros seres no es fortuito.
Compartimos nuestra vida solo con quienes
vibran en resonancia con algún fragmento de
nuestra personalidad.

Atraemos seres que puedan servirnos de espejo,
para que puedan servirnos de espejo,
para que, observando un defecto determinado en
el otro, lo cambiamos dentro de nosotros mismos.

Atraemos aquellos que juzgamos como
inadmisible. Asi nos vemos obligados a
comprender, aceptar y respetar la libertad de ser
y de obrar de nuestros semejantes.

Atraemos situaciones y seres que puedan
brindarnos las vivencias de nuestros temores más
intensos. Solo en esta forma podremos aprender a
superar el miedo.

Atraemos a quienes puedan mostrarnos los
valores que perdimos, para que podamos
integrarlos en nosotros nuevamente.

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